Los próximos días 30 y 31 de mayo de 2024, Aranzadi celebra su segundo congreso de reestructuraciones.
No es necesario destacar la oportunidad de este congreso. La reestructuración es presente y futuro del derecho concursal.
En esta segunda edición, incidiremos en qué se puede y qué no se puede hacer a través de una reestructuración y cuáles son las consecuencias de desviarse de la ley.
Mesa 1. El congreso trata de reproducir el esquema lógico de un proceso de reestructuración, que debe tener como clave de bóveda la viabilidad de la empresa. La viabilidad es presupuesto lógico y, al tiempo, fin último de la reestructuración.
Mesa 2. La reestructuración debe responder a un diseño previo, muy alejado de la improvisación que suele presidir la mayoría de los convenios concursales, en que se pone más interés en conseguir las mayorías que en convencerlas de la viabilidad. Las modificaciones estructurales, absolutamente excepcionales en la generalidad de los concursos, cobran vital importancia en el Marco de la reestructuración, al igual que el recurso a sociedades ubicadas en el extranjero.
Mesa 3 y 5. En el congreso queremos dar voz a acreedores protagónicos, tanto públicos como privados. Dentro de los primeros ICO, COFIDES y el Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégicas (SEPI); y entre los segundos bancos y fondos.
Taller. Como novedad en esta segunda edición del congreso incluimos un taller práctico para ver, sobre números, dos reestructuraciones en vivo, de pequeño y de gran tamaño.
Mesa 4 . En las reestructuraciones habidas hasta el presente, la formación de clases se ha mostrado polémica. Hay clases de créditos por naturaleza y clases de crédito, quizás las más, por voluntad. La relación entre la conformación del perímetro y la ordenación de los créditos en clases está aún lejos de quedar claramente definida.
En la segunda jornada, trataremos, secuencialmente, de la valoración de la empresa en los planes no consensuales, uno de los caballos de batalla de algunos de los planes vistos hasta el presente; el uso y, también, el abuso, de las minorías aprobando planes no consensuales, el trato a los acreedores y, finalmente, el régimen de impugnación.
En definitiva, un congreso completo, apegado a la realidad práctica.