SINOPSIS
El simple hecho de pagar el precio de una entrada parece justificar el insulto al futbolista profesional. Esta injusta afirmación es ampliamente concebida a lo largo y ancho de todo el planeta y tristemente justificada desde numerosos sectores de la sociedad. Este potencial ataque a la integridad moral de los deportistas, habitualmente llevado a cabo en los estadios de todo el mundo, es uno de los ejemplos más claros de vulneración de los derechos fundamentales en el sector deportivo. El devenir del sector en los últimos cuarenta años, y su constante y aguda mercantilización ha generado la limitación de los mismos en numerosas ocasiones. Efectivamente, la exposición pública de los futbolistas profesionales ha conllevado la constante limitación de algunos de los derechos fundamentales inherentes al ser humano por el simple desempeño laboral de la actividad futbolística.
La libertad de circulación de los futbolistas y la delimitación de la misma a un concreto periodo de traspasos; el derecho a la intimidad personal de los mismos y su desproporcionada modulación manifestada en los controles antidopaje o el preeminente derecho a la igualdad recogido en Declaraciones nacionales e internacionales y su constante limitación en el fútbol profesional manifestada por razón de género, nacionalidad o discapacidad; son algunos de los derechos fundamentales que necesitan ser revisados en cuanto a su aplicación práctica se refiere en el sector futbolístico. Para ello, el avance hacia un equilibrio normativo entre el efectivo disfrute de los derechos de los futbolistas -aún a pesar de proporcionadas y determinadas modulaciones de los mismos por la especificidad de la actividad- y el ejercicio de su actividad laboral, se antoja en gran medida necesario.
El fútbol profesional es una actividad laboral de carácter especial a tenor de lo dispuesto en el Estatuto de los Trabajadores. Por ende, especial ha de ser la protección para con los Derechos Fundamentales de sus trabajadores. El devenir del sector y de la propia sociedad así lo justifican. Y el recogimiento de los mismos en un Estatuto de los Futbolistas Profesionales en los que se protejan sus Derechos Fundamentales, es una muy adecuada manera de llevarlo a cabo. De manera que se acomode la normativa procedente de las organizaciones privadas del sector en el ordenamiento jurídico general. Respetando en todo momento las leyes y los principios generales del derecho y por supuesto, las Declaraciones nacionales e internacionales de los Derechos Humanos.
La globalización de las sociedades y de los problemas actuales exige la internacionalización de las soluciones políticas a los mismos, y la Unión Europea se ha erigido en actor principal de las principales cuestiones jurídicas en nuestro entorno. El fin político y social de la misma ha de manifestarse también en la regulación del sector deportivo por la propia naturaleza de la actividad. En la actualidad, el sector deportivo -amateur y profesional- no ocupa una de las políticas reales y efectivas de la Unión. Ante ello, la creación de un verdadero modelo europeo que fuera capaz de articular -a través de la armonización y de la homogeneización de la normativa del sector de los Estados miembros-, sería el mejor de los resultados posibles de una real y efectiva convergencia europea. Que funcionara como cúspide de la pirámide del deporte a nivel supranacional para un posterior desarrollo por los Estados miembros de las políticas deportivas acordadas en Bruselas. Por su propia naturaleza y esencia, se trata de un sector harto complejo de distribuir competencialmente entre los diferentes niveles de gobierno existentes, y la estructuración del modelo deportivo entre los centros de poder supranacionales, nacionales, autonómicos y locales es un gran condicionante para la prestación efectiva de una política pública de tal calado -en su vertiente amateur-; y para el normal desarrollo de una actividad económica que representa el uno por ciento del producto interior bruto de la Unión Europea -en su vertiente profesional-.
En este modelo europeo del deporte tiene también una gran relevancia el Consejo de Europa y su Tribunal de Derechos Humanos; que de manera coordinada con el Tribunal de Justicia de la Unión Europea han de ser los garantes de la incardinación de la normativa deportiva en el ordenamiento jurídico comunitario y en todo caso, del cumplimiento y respeto de los Derechos Fundamentales de los agentes implicados en el sector deportivo. Con especial incidencia al racismo y a la violencia manifestados en la actividad por la habitualidad de los fenómenos de este tipo y por la gravedad de los mismos y su repercusión en el conjunto de la sociedad.
En definitiva, la monografía busca defender la creación de un modelo europeo del deporte, que permita mejorar la protección de los Derechos Fundamentales de los agentes intervinientes en el sector deportivo a través de la inclusión de un Estatuto de los Derechos de los Futbolistas Profesionales, y que potencie la transmisión de estos derechos a través del deporte -por la importancia social de la actividad-, al conjunto de la sociedad.
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