Superados ya los treinta años desde la aprobación de la Convención sobre los Derechos del Niño, hoy su texto sigue siendo todavía un gran desconocido.
Este libro constituye un excelente recurso para que el profesorado de a conocer a sus alumnos este importante texto y una útil herramienta para explicar a los niños, de forma amena y divertida, en qué consisten sus Derechos, su alcance, sus implicaciones y sus responsabilidades.
«Érase una vez los derechos de la infancia» tiene como objetivo fundamental acercar el texto de la Convención a sus auténticos protagonistas, a menudo descuidados por las campañas de sensibilización pública: los niños y las niñas.
Y como nada hay más atractivo para un niño que un cuento, hemos reunido a un grupo de profesionales del Derecho que han escrito una serie de relatos en los que explican, de forma clara y amigable, los principales principios y derechos que contiene esta Convención.
Y para ilustrar nuestras palabras, qué mejor forma de hacerlo que de la mano de un niño de 5 años de edad, Vicente Espinoza, alumno de una escuela de párvulos, quien con su relato “Juanito y el profesor” nos anima a no tener miedo, y a creer, sobre todo a creer, en que un mundo más adecuado por y para la infancia es realmente posible. Es bien sencillo, ¡sólo depende de nosotros!. Pronunciemos pues, por vez primera en esta obra, la mágica fórmula del “Érase una vez…
…un niño llamado Juanito. Juanito era muy alegre, tenía muchos amigos y le encantaba ir al colegio, pero un día amaneció muy enfermo, sus padres angustiados decidieron llevarlo al hospital.
Lamentablemente, Juanito tuvo que quedarse allí, muy triste lejos de su casa, amigos y escuela. Pero Juanito era más grande y entusiasta, empezó desde su cama a enseñar algunos números y vocales a los otros niños y niñas que como él estaban enfermos en el hospital.
¡A ver Andrés dime las vocales y tú Matías cuenta hasta el cinco!, decía Juanito.
El papá de otro niño que era profesor lo observaba atentamente. Sorprendido se preguntó ¿Por qué los niños que están en el hospital no tienen derecho a estudiar? ¡Yo les enseñaré! Así que le pidió permiso al doctor y comenzó a enseñar.
Con el tiempo se formó una sala especial, una “mini escuelita“ como a Juanito le gustaba llamarla, para que todos los niños y niñas que estuvieran en el hospital tuvieran derecho a educarse.
Juanito por supuesto se mejoró. Con el profesor y su hijo se hicieron grandes amigos.
El hospital, papás y niños agradecieron tan bonito gesto del profesor y de Juanito quienes contribuyeron a que la educación sea un derecho para todos los niños y niñas, aún cuando se está enfermito”.
La invitación, ya está cursada, a conocer, pues, este apasionante mundo de descubrimientos, en donde pretendemos despertar sentimientos sobre los asuntos más simples, que al mismo tiempo son los más profundos, en donde nuestros lectores son, sin lugar a dudas, los más sabios, y en donde se habla de aquello que es verdaderamente maravilloso. ¿Nos acompañan?
Wolters Kluwer y el impresor (Grupo CEP S.L.) destinarán íntegramente los beneficios obtenidos de la venta de los ejemplares impresos de “Érase una vez los derechos de la infancia” a las entidades sin ánimo de lucro involucradas en el proyecto (Aldeas Infantiles, Addia y Cedia).
Sumario
Prólogo
El señor Interés
El color de la vida
Recetas para crecer feliz
Diego y la cigüeña «Nombre»
La máquina de los Sueños
Distintos como los colores del Arco Iris
Alegría y los súper robots
Lo que ocurrió cuando D. Sabino llegó a Guessin
¿Dónde están los juguetes?
Juguetilandia: el país del juego y las emociones
La Familia Patatona